lunes, 29 de noviembre de 2010

¿Que puede hacer por mi la grafologia?

El punto de la “i”

Quiero empezar con el punto de la “i” la sección de grafología, que es una de mis pasiones desde que tuve mi primer contacto con esta útil técnica y empecé a estudiarla allá por el mes de Diciembre de 1998. Han pasado ya 12 años y he ido descubriendo utilidades que nunca podía haber sospechado; la he usado como complemento en mi trabajo de psicóloga y las he ido adaptando, de manera que he podido observar que realmente funciona.
Sobretodo al inicio de un tratamiento, la grafología sirve de gran ayuda. La escritura identifica la forma de ser, tendencias y problemas más frecuentes que tiene la persona, así como su causa, sin tener que recurrir a tediosas y largas sesiones de preguntas y respuestas recabando datos del paciente. Hay que tener en cuenta que en ese momento lo que menos le apetece es ponerse a recordar el “problema” que le ha llevado a consulta y volver a revivirlo.
Normalmente soy yo quien le dice a la persona qué es lo que le pasa y en un primer momento, suelen quedarse un poco sorprendidos. La pregunta que sigue a continuación suele ser: “¿Tanto se ve en lo que escribo?”, a la que sigue la pregunta clásica: “¿qué ves en mi firma?”.

He comprobado como algunas personas cuando ya han llegado a un nivel de bienestar después de haber seguido el tratamiento, les enseño su primer escrito y con sólo ver su escritura antigua dicen: ¡qué mal estaba yo entonces! ¡Fíjate que firma hacía!

He leído una bonita descripción de la firma que dice es “la autobiografía abreviada de una persona” y he podido comprobar que es totalmente cierto. Todas las personas que han “cultivado” su escritura aunque sea por poco tiempo se hacen verdaderas “inspectoras” de la escritura de los demás. Empiezan a entender como una persona en su firma está manifestando realmente como es y sobre todo con la rúbrica, está expresando todos los mecanismos de defensa que necesitamos para presentarnos ante los demás.

Deseo popularizar la grafología para que veas como te puede ayudar y lo sencillo que es ponerla en práctica, por tanto no voy a escribir para otros grafólogos ya que hay magnificas revistas de grafología para entendidos en la materia. Voy a escribir para ti, para la persona normal de la calle que tenga curiosidad por aprender cosas nuevas y a la vez beneficiarse de ello.

Vamos a comenzar nuestro paseo por la grafología con el punto de la “i” ya que es muy fácil identificar y corregir su significado y es una letra muy agradecida en el momento en que la empiezas a cultivar.


La “i” minúscula y “la memoria”

Vamos a abordar en esta primera ocasión una de las letras más importantes para la memoria, la atención y la concentración. Parece mentira que algo tan pequeño como un punto sea tan significativo, sin embargo es cierto ¡el punto de la i es la parte más informativa de esta letra! También te va a ayudar a que te conozcas mejor y a poder cambiar lo que no te gusta.

En principio te sugiero que hagas un escrito libre copiando de un libro o revista unos párrafos, antes de ver qué significa cada tipo de punto, si no sería hacer trampa ¿no crees?

Hay muchos modelos más; aquí solo voy a mostrarte algunos y su significado:


Hasta aquí hemos visto varios modelos con los cambios que se dan con mayor frecuencia y sobre ellos vamos a trabajar en la siguiente sección. De esta manera podrás aplicar de forma inmediata las bases en las que se asienta la grafoterapia o el tratamiento con la modificación de la escritura.

APLICACIONES DE LA GRAFOLOGÍA.

Le puso los puntos sobre la “i”

En primer lugar quisiera que recuerdes cuantas veces has oído decir “le puso los puntos sobre la “i”. Esto casi siempre quiere decir que a una persona se le ha hablado muy claro, muy concreto, sin dejar ninguna duda al respecto. Pues bien ya que hayas autochequeado las “íes” de tu escrito te darás cuenta, que no siempre las hacemos igual, pero verás como en general puedes distinguir que hay un tipo que se repite más que los otros, esa será la forma tuya de hacer la “i”, la que haces más a menudo.
Vamos a poner varios ejemplos para que veas como lo puedes aplicar en ti.

1. Normal

¡Enhorabuena! Sueles hablar y actuar de una manera concreta y correcta sin dar demasiadas vueltas ni demasiadas explicaciones. No sueles tener despistes, ni fallos de memoria. No necesitas corregir nada. Tienes la cabeza sobre los pies.

2. Con el punto adelantado
Sabes que te emocionas con facilidad y haces muchos planes y te propones metas, pero también sabes que a menudo no las cumples o las dejas a medias. Eso te fastidia porque a veces cuando te ilusionas con algo, ya cuentas con que seguro que luego no lo vas a continuar, por tanto optas por hacer pocas cosas. Al final acabas por no hacerte caso a ti mismo/a. La solución es que hagas caligrafía poniendo el punto enfrente de la i. Más abajo te explico como hacer la grafoterapia.


3. Con el punto atrasado

Tu trabajo ideal es el que conoces bien y prefieres ser un “mandado” porque no te gusta que te den puestos de responsabilidad, mejor obedecer y hacer trabajos monótonos que no requieran pensar. También puedes tener dudas antes de empezar tus trabajos. Puedes decir que no te gusta meterte en líos, que prefieres la tranquilidad, etc., pero en definitiva en algunos momentos llegarás a pensar en lo poco que disfrutas de tus quehaceres y que todos los días son iguales siempre haciendo lo mismo. La solución es que hagas caligrafía poniendo el punto enfrente de la “i”. ¡Déjate sorprender! Más abajo te explico como hacer la grafoterapia.


4. Punto en forma de acento inclinado hacia abajo

Tienes la cabeza dura ¿verdad? ¡Qué le vamos a hacer! Eso le pasa a mucha gente. Defiendes con toda la vehemencia que puedes tus puntos de vista. Te puedo decir al respecto que jamás he conocido a nadie que siempre tenga razón en todo, por tanto a no ser que seas una excepción… Cámbialo y con toda seguridad te vas a sentir más libre al no tener que estar continuamente defendiendo tu punto de vista. ¡Deja la demagogia a los políticos! La solución es que hagas caligrafía poniendo un punto en lugar de un acento. Más abajo te explico como hacer la grafoterapia.


5. Punto en forma de acento hacia arriba

¡Te encanta el combate! Normalmente esperas para saber que opinan los demás de un asunto y luego expresas el tuyo como toque final, por supuesto diferente al de la mayoría, ¡faltaría más! Con esta forma de ser la convivencia contigo será un poco fría y distante. Si recapacitas te darás cuenta de la cantidad de energía que te vas a ahorrar en satisfacer a tu ego continuamente y que podría venirte muy bien para otras cosillas… La solución es que hagas caligrafía poniendo un punto en lugar de un acento. Aunque pensándolo bien lo más seguro es que creas que yo estoy equivocada. De todos modos abajo te explico como hacer grafoterapia por si quieres.

6. Con el punto en forma de cabeza de flecha
Sueles tener mucha paciencia, demasiada diría yo, aguantas y aguantas hasta que no puedes más y entonces sacas tu látigo y dejas a los demás boquiabiertos de tus brotes de genio. Evidentemente tu problema es la dosificación. Sería mucho mejor ir “poniendo los puntos sobre la “i” (nunca mejor dicho) según se presentan las circunstancias, y así te ahorrarías luego disgustos. La virtud siempre está en el término medio. La solución es que hagas caligrafía poniendo un punto en lugar de una cabeza de flecha. Más abajo te indico como hacer grafoterapia.

7. Sin punto
Lo tuyo son los despistes. Sin embargo mucha gente dice que no suelen tenerlos, y es que se da la paradoja de que muchas personas que omiten el punto de la “i” están muy atentos y no se les escapa nada del trabajo, sin embargo luego no se acuerdan de los detalles normales del convivir diario, no pueden acordarse de esas pequeñeces sin importancia. ¡Es que como están tan liados con el trabajo no se dan mucha cuenta de lo que pasa a su alrededor! La solución es que le pongas el punto a la “i” y te dejes de excusas. A continuación te indico como hacer la grafoterapia.

Cómo hacer grafoterapia. Haciendo “los deberes”

Grafoterapia consiste en hacer coger un hábito en la escritura, instalando un reflejo condicionado en tu cerebro. Es decir haciendo todos los días el trazo que hay que cambiar, hasta que se integre en tu escritura habitual de una forma espontánea.

Para ello todos los días debes hacer dos renglones con la letra “i” según el modelo nº 1 en un folio sin rayas ni cuadros poniendo la fecha en que lo haces y escogiendo para ello la misma hora si puede ser. Esto no te va a ocupar más de cinco minutos. Debes procurar que no te molesten para que pongas atención en lo que estás haciendo.

Excepto cuando estés haciendo la terapia, el resto del día no te preocupes en absoluto de cómo escribes ni como haces la “i”, poco a poco verás como esta rutina diaria se establece en tu letra y después te empezarás a sorprender de cómo espontáneamente lo empiezas a corregir en tu escritura.

Paralelamente verás como también se empieza a corregir en tu vida la circunstancia que te molestaba. Verás como poco a poco dejarás de ser despistado si ese era tu problema, o que no te empeñas tanto en tus cabezonerías si es que eras un poco terco. Cada persona, es diferente en sus progresos con la grafoterapia, aunque como norma general a los 15 días ya se empiezan a observar cambios.



* Este artículo forma parte de nuestra Revista digital de Psicología y Grafología nº1. Puedes suscribirte aquí y te la enviaremos de forma totalmente gratuita

Este artículo puede ser referenciado y/o extractado parcialmente enlazando siempre con el origen http://psicologia-grafologia.blogspot.com/2010/11/que-puede-hacer-por-mi-la-grafologia.html

martes, 2 de noviembre de 2010

La Salud y los hipoteticos avances de la Medicina

Hoy estoy recordando una frase atribuida a los romanos que dice “Mens sana in corpore sano” (mente sana en cuerpo sano).
Y esto querido lector es una verdad como un castillo, nadie que tenga su alma limpia como una patena, que la escuche y le dé todo lo que le pide, va a tener enfermedad alguna.
Los que hemos estado enfermos de alguna dolencia grave o que nos hemos tenido que someter a una operación, sabemos con poco que intentemos recordar, como la enfermedad física siempre se ha presentado acompañada de alguna circunstancia delicada en nuestra vida, de alguna carencia que teníamos en ese momento, de algún sapo que nos habíamos tragado y que no sabíamos cómo metabolizar.

Cuando nos encontramos enfermos, lo adecuado parece que es acudir al médico. Ésta es una buena medida si sólo fuésemos un cuerpo, pero claro lo que hacemos es depositar nuestras preocupaciones y problemas en una persona que apenas nos conoce y que nunca va a saber que es lo que nos pasa “realmente”. ¿Tú sabes el arte que tiene que tener un médico para que en escasos 5 minutos llegue a saber concretamente que es lo que te pasa de verdad?

Al médico le obligamos a estar dilucidando qué síntomas concretos son los que tienes que estén en su alcance curar y que cosas te estás callando que son las que realmente te han hecho enfermar. Pues tirando del hilo, si el médico realmente no sabe de tus circunstancias, mal va a saber qué es lo que debe hacer contigo, lo único que puede hacer es lo que ya todos conocemos, es decir darte un tratamiento estándar y mandarte unas medicinas que compartes con otras miles de personas más. Pero, ¿es igual tu ardor de estómago que el de otro? ¿y tu dolor de muelas? ¿y el trancazo de gripe con que te has levantado? Pues resulta que todas las personas que tengan esos síntomas van a compartir contigo el antiácido, antiinflamatorio o antigripal de turno que te han mandado a ti.

¿Te ha dicho alguna persona, las pastillas que ha tenido que probar hasta que ha dado con una que le “sentaba bien”?. Pues realmente lo que la mandaban era el mismo producto con distinta presentación, o sea los “mismos perros con distintos collares”. Porque ¿qué pueden mandar a una persona que tiene inflamación?, pues ya sabes, antiinflamatorios se llamen “b” o “c”, ¡es que no hay otra cosa que mandar!

Y en este estado de cosas, ¿alguien se pregunta por los hipotéticos “avances de la medicina”? Cualquiera que pase por un ambulatorio o un hospital, se dará cuenta que lejos de haber cada vez menos enfermedad como cabría esperar debido a estos cacareados avances de la medicina, cada vez hay más enfermos y lo que es peor cada vez más enfermedades.

Otra cosa que me preocupa es la “prevención” de la enfermedad, que al parecer pasa por una medicalización de las personas sanas en base a que hay que prevenir tal o cual enfermedad “por si acaso algún día aparece”, que tampoco es seguro que vaya a aparecer. De manera que sobretodo ancianos y personas de mediana edad, a quienes se inocula miedo a la enfermedad, se les manda ir a revisión cada 4-6 meses con la ilusión de que así van a protegerse de todo.

Esto que podría ser saludable, se puede convertir en enfermedad, cuando por casualidad te toman la tensión en el médico y estás nervioso y alterado por alguna circunstancia de tu vida, y te da la tensión alta (la mayoría de veces la tensión alta es transitoria). A partir de entonces eres hipertenso y tu destino por supuesto es tomar antihipertensivos, no querrás tener un infarto ¿no?
Pero ¿hasta cuando tendré que estar tomando las pastillas? Pues mira…toda tu vida. Porque luego vienen las contradicciones de la medicina que te han mandado. Fíjate en los “avances” de la medicina en el prospecto de un antihipertensivo cualquiera (omito la marca): “La diuresis excesiva, particularmente en ancianos, puede producir deshidratación y disminuir la volemia con colapso circulatorio y posible trombosis vascular y embolismo. También se han descrito ligeras alteraciones gastrointestinales en algunos casos, así como episodios de vértigo leve”.

Al parecer lo menor que te puede dar es un vértigo, que ya se arreglará mandándote otro fármaco. Lo peor es lo otro más grave que te puede dar como deshidratación, colapso circulatorio, trombosis vascular y embolia, y ahora me pregunto, ¿pues no era esta medicina, para prevenir la salud de tu corazón? Pero hay otro detalle, y es que a la larga los medicamentos para la hipertensión (y cualquier medicamento) producen colesterol, con lo que ya tenemos otra receta para “prevenir no se que” y ya en los efectos secundarios de las pastillas del colesterol, ya es que me pierdo, porque es una intrincada maraña parecida a una selva tropical.

Pues sí, esta es la prevención que se está haciendo actualmente, ¿no te parece a ti que está un pelín equivocada la forma de prevenir las enfermedades? ¿No sería mejor encomendarse a Dios y rezar un Padrenuestro para que te cure si estás enfermo?
Lo importante en medicina son los resultados. Se puede ser muy científico y tener muchos conocimientos, pero si el paciente muere, no se cura o no se le puede proporcionar alivio ¿de qué le sirve que el método sea “oficial y científico”? ¿de qué le sirven los avances de la ciencia? A mí me parece, que la forma de aplicar medicina en una sucesión de crearte nuevas “averías” que requieren un nuevo fármaco, está tocando a su fin; que la medicina como la conocemos hoy, tiene sus días contados y que el concepto de enfermedad que tenemos está funcionando en realidad como justificación de la desaforada medicación masiva a la que hemos llegado.

Te dejo un relato sobre médicos: En la China milenaria, el trabajo de los médicos no era curar a los enfermos, sino mas bien mantenerlos sanos. En consecuencia, sus pacientes les pagaban cuando estaban sanos, y dejaban de pagarles cuando enfermaban. Cuando un paciente moría, la familia del difunto colgaba una lámpara en la puerta de la casa del doctor; si había demasiadas lámparas encendidas, el negocio iría mal…
¡Ay que listos los chinos! ¿Por qué no lo hacemos nosotros?


* Este artículo forma parte de nuestra Revista digital de Psicología y Grafología nº3. Puedes suscribirte aquí y te la enviaremos de forma totalmente gratuita

Este artículo puede ser referenciado y/o extractado parcialmente enlazando siempre con el origen http://psicologia-grafologia.blogspot.com/2010/11/la-salud-y-los-hipoteticos-avances-de.html