¿Crees que es casualidad que una gota que cae en el agua formando círculos lo haga siempre en el mismo centro de todos ellos aunque estos sean de muy diferentes tamaños? ¿O podría ser que la gota estuviera marcando una sincronía y un orden y que los círculos estuvieran dispuestos a obedecerla? ¿Podríamos poner un pensamiento nuestro, algo que quisiéramos conseguir a trabajar y a sintonizar todo a nuestro alrededor para que se alineara con nuestros deseos?
Carl Jung definió la sincronicidad como "una coincidencia significativa de dos o más sucesos no relacionados entre sí causalmente en la que está implicada algo más que la probabilidad aleatoria".
Ciertamente podemos llamarle casualidad, coincidencia o sincronicidad o como queramos decirle pero a poco que miremos en nuestra vida diaria siempre encontramos casualidades curiosas que la gente te cuenta en una lista inacabable de sucesos graciosos, de algo que les ha pasado, que les sorprendió y muy a menudo gratamente. Porque a Dios gracias en cerca del noventa por ciento de las casualidades o cadenas de casualidades los resultados suelen ser siempre positivos. ¡Qué casualidad!
Saca el tema en una conversación de un grupo de personas reunidas y enseguida se animarán a referir mil y una anécdotas que han vivido en si mismas o en otras personas. Y casi siempre cosas buenas. Porque no me digas que no te ha pasado alguna vez que pensaste que hacía mucho que no ves a una persona y la ves al día siguiente de decirlo o que hace tiempo no sabes de un amigo y de pronto te llama por teléfono o que andabas mal de dinero y te dan algo que tenías ya hasta olvidado.
Pues yo me pregunto si dando la vuelta al asunto, no podríamos usar esta vez las casualidades a nuestro favor, porque visto asi la casualidad aparenta ser una respuesta a un deseo tuyo que anteriormente expresaste y parece que la naturaleza estuviera dispuesta a poner en contacto el mundo del espiritu y el mundo de la materia.
Pero ¿no será que nosotros no conocemos bien las leyes que rigen estos asuntos, y actuamos siempre de una manera lógica sin esperar a que haya algún cambio imprevisto? ¿Por qué siempre nos empeñamos en que las cosas pasen de la misma manera, como pasaron otras veces, hace años, hace siglos? ¿Por qué nos cerramos empeñosamente a abrir nuestra intuición y nos da miedo esperar cosas mejores que las que hemos tenido hasta ahora?
* Este artículo forma parte de nuestra Revista digital de Psicología y Grafología nº5. Puedes suscribirte aquí y te la enviaremos de forma totalmente gratuita.
Carl Jung definió la sincronicidad como "una coincidencia significativa de dos o más sucesos no relacionados entre sí causalmente en la que está implicada algo más que la probabilidad aleatoria".
Ciertamente podemos llamarle casualidad, coincidencia o sincronicidad o como queramos decirle pero a poco que miremos en nuestra vida diaria siempre encontramos casualidades curiosas que la gente te cuenta en una lista inacabable de sucesos graciosos, de algo que les ha pasado, que les sorprendió y muy a menudo gratamente. Porque a Dios gracias en cerca del noventa por ciento de las casualidades o cadenas de casualidades los resultados suelen ser siempre positivos. ¡Qué casualidad!
Saca el tema en una conversación de un grupo de personas reunidas y enseguida se animarán a referir mil y una anécdotas que han vivido en si mismas o en otras personas. Y casi siempre cosas buenas. Porque no me digas que no te ha pasado alguna vez que pensaste que hacía mucho que no ves a una persona y la ves al día siguiente de decirlo o que hace tiempo no sabes de un amigo y de pronto te llama por teléfono o que andabas mal de dinero y te dan algo que tenías ya hasta olvidado.
Pues yo me pregunto si dando la vuelta al asunto, no podríamos usar esta vez las casualidades a nuestro favor, porque visto asi la casualidad aparenta ser una respuesta a un deseo tuyo que anteriormente expresaste y parece que la naturaleza estuviera dispuesta a poner en contacto el mundo del espiritu y el mundo de la materia.
Pero ¿no será que nosotros no conocemos bien las leyes que rigen estos asuntos, y actuamos siempre de una manera lógica sin esperar a que haya algún cambio imprevisto? ¿Por qué siempre nos empeñamos en que las cosas pasen de la misma manera, como pasaron otras veces, hace años, hace siglos? ¿Por qué nos cerramos empeñosamente a abrir nuestra intuición y nos da miedo esperar cosas mejores que las que hemos tenido hasta ahora?
* Este artículo forma parte de nuestra Revista digital de Psicología y Grafología nº5. Puedes suscribirte aquí y te la enviaremos de forma totalmente gratuita.
Este artículo puede ser referenciado y/o extractado parcialmente enlazando siempre con el origen http://psicologia-grafologia.blogspot.com/2011/03/existen-las-coincidencias.html
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